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Un arrullo
De luces y sombras

Se avecina,

Un abismo sin fin,

Una cumbre sin límites,

Un pozo de luz,

Una trampa

A la tormenta,

Un aroma en el sabor,

Un gusto a nuevo en lo repetido,

Una esperanza que quiebra

Las cruces húmedas

De las viejas tumbas.

Una canción en secreto,

Una melodía en silencio,

Un mensaje

Indescifrablemente rico

En promesas sin palabras.

Una bocanada de aire

en la garganta ya vencida

de un náufrago que vuelve

a sentir su corazón

¡invenciblemente vivo!

En el último número de este artículo, destinado a bucear en las profundidades del corazón de la Medicina, expresamos la radical importancia del autoencuentro como única manera de abordaje del “encuentro con el otro” (el “otro” curador, el “otro” enfermo), ya que en el campo magnético generado entre ambos, se creará un vórtice capaz de detener la enfermedad y aún transformarla, si la energía resultante de dicho encuentro (real encuentro) es lo suficientemente cargada de pureza y de intención, lo que sin dudas implica un previo “vaciado” de conceptos, imágenes, premisas, grabaciones psicológicas persistentes del pasado, mensajes encubiertos del inconsciente…en fin, todo aquello que de muchas maneras nos condiciona pero que sin embargo sólo aguarda nuestra DECISION de renunciar a ellas en pos del PROPOSITO DE SANACION que debe alentar todo el proceso, hasta lograr hacer resurgir al “Ave Fenix” de nuestra conciencia y su infinito poder liberador…así comprenderemos que no hay ni habrá “enfermedades incurables” pues el cofre de nuestro corazón todo lo contiene, y el regalo del futuro es en realidad un regalo que nos hacemos a nosotros mismos cuando decidimos que los ropajes del pasado ya pueden ser cambiados y por lo tanto establecemos el milagro previo a todos los milagros sucesivos: LA RENUNCIA… que de ningún modo implica negación de experiencias vividas o contenidos de nuestro ser, sino renuncia al poder condicionante de las mismas y a la aceptación de que esa sea la realidad que nos corresponde inexorablemente; renuncia a creer que no pueden ser cambiados, transformados para el propio bien y el bien de los demás.

Es así como a través de la renuncia y el “sano olvido” iniciamos nuestro propio camino curador, nuestra propia cruzada de autoencuentro descubriendo en el proceso aquello que nos daña y que puede ser transformado en nuestra conciencia ya que son informaciones que nos vienen del pasado (no importa cuan ciertas hayan sido…ya no está más que su sombra opacando toda nuestra vida presente) y que perturban nuestra capacidad de ser sanos y atentos a los mágicos procesos actuales de la vida.

En el próximo número de este espacio desarrollaremos aún más estas claves autocuradoras, para dar paso, tal como fuera prometido, a ejercicios simples pero de una gran profundidad en este camino que iniciamos de autoencuentro hacia un rico encuentro interpersonal que nos devuelva la magia curadora de la relación…

Ejercicio de Autoencuentro

Teniendo en cuenta que la búsqueda es uno de los principales escollos tanto en el proceso del autoencuentro como del posible encuentro con otros seres y aún con situaciones maravillosas que están previstas para nuestra vida pero que no alcanzamos a descubrir, puesto que encasillamos nuestra visión en “lo esperado según nuestra búsqueda”, quizás sea el ejercicio de renuncia a la misma el primero que debamos realizar para nuestro viaje hacia nuestra verdadera Identidad…

Elige un lugar tranquilo y procura que sea al aire libre y rodeado de las fuerzas de la naturaleza. Una vez que logres serenarte, toma una hoja y un lápiz y rellena el siguiente cuadro:

QUE BUSCO COMO LO BUSCO QUIEN BUSCA COMO ME CONDICIONA EN QUE ME AYUDA EN QUE ME DAÑA

Luego de detallar todas las búsquedas que puedas reconocer, toma una de ellas (este ejercicio se repite con cada una de las búsquedas que desees liberar) y en profunda calma, cierra tus ojos tratando de registrar las situaciones, ideas, imágenes y sentimientos que surgen si de pronto borras en tu mente los contenidos o fundamentos que escribiste en las columnas “cómo me condiciona lo que busco” y “en qué me daña”. Permanece el tiempo que sea necesario hasta que desaparezca la situación que estos parámetros generan en tu interior.

Una vez logrado, repite el proceso con la columna “cómo lo busco” tratando de descentrar tu atención de los sentimientos emanados de poder “borrar mágicamente” las sensaciones surgidas de esta acción.

Como paso siguiente, borra el “quien busca”, reparando especialmente en tomar conciencia antes, si realmente eres tú o “alguien” en tu interior (un “mandato” oculto que no proviene de tu propia conciencia sino de un condicionante externo).Permanece nuevamente tratando de absorber el sentimiento de poder liberarte de este mandato, provenga o no de la esfera de tu voluntad.

Y finalmente “borra” el motivo de la búsqueda , los contenidos de la columna “qué busco”, permanece un tiempo más tratando de sentir si eres capaz de disfrutar este instante de Vacío, en el cual has podido separarte de tu búsqueda y liberar a ambos del peso de contenerse.

Luego del tiempo que hayas permanecido en este espacio, trata de abrir muy suavemente tus ojos, percibir y registrar en una hoja todo lo que hayas sentido a lo largo de este ejercicio.

Este intento logra, por una parte, establecer una necesaria separación entre “mi búsqueda y yo”, porque aunque parezca infantil, ella está tan encerrada en nosotros que logra cegarnos al punto de no ver que se trata de un intento separado de quien la realiza.

Al lograr “despegarnos” de la búsqueda, lograremos otra flexibilidad que nos permita incluso revalorarla en su real dimensión, y, por otra parte, nos hará experimentar la gloria de vivir -al menos por un momento- una búsqueda sin esfuerzo, despreocupada de los resultados, sin condicionantes, y, finalmente, sin ella misma.

La sensación de libertad que podemos llegar a disfrutar, sin dudas nos revelará parte de su luz y su guía.

Finalmente, tiene gran valor llegar a determinar “quien busca”, ya que a veces, el poder ver esto claramente, hace renunciar a una búsqueda que no nos corresponde.También puede ser muy enriquecedor incorporar en este ejercicio la renuncia a la búsqueda de la expresión de nuestra “imagen personal”.

En fin, lo realmente útil y provechoso de este ejercicio, será aquello que Usted, con su plena creatividad y libertad de expresión logre conjugar…