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Si te miro y al hacerlo
no adivino que tus ojos
han llorado;
si me acerco y no me sientes
aún cuando mi sombra te atraviese;
si en vano pronuncio tu nombre
cuando en verdad no te estoy Nombrando;
y, peor aún, si me alejo de tu lado
sin curar una sola de tus llagas,
qué sentido habrá tenido el encontrarnos
más que el despropósito de dos vidas
mágicamente conjugadas…
para nada…

Buscar el corazón de la Medicina, supone ser conscientes de una serie de fenómenos que transcurren entre el binomio “curador-enfermo” y entre cada uno de estos y las fuerzas que rodean toda condición humana en su intimidad trascendente y en su “diálogo con el mundo”.

De modo que antes de buscar el corazón del Arte de Curar, hemos de buscar el propio corazón y hallar su disposición natural a la Unión y al Encuentro, como el primer paso que conduce a la magia de la verdadera fusión trascendente capaz de curar por igual a los implicados en dicha relación.

Para ambos partícipes de la relación sanadora, la importancia de la actitud de Encuentro de Almas es tan fundamental que, de no existir esta premisa, poco podrá deducirse en términos de curación interior, ya que el corazón de la relación curadora se establece en el mágico mundo de la unión, que no descarta a sus integrantes sino que los funde por igual en una suerte de energía mutuamente liberadora, enriquecedora y libre por completo de expectativas prefijadas, ya que en el proceso curador, la curación específica de la enfermedad o la remisión buscada del síntoma, se vuelven curiosamente secundarias, no por pérdida de importancia sino por el encuentro de un sentido mayor al que procuró la enfermedad y que de este modo se torna bendita en nuestra comprensión.

Como resultante de esta unión, no podrá ya identificarse al “curador” ajeno del “enfermo” o del “curado”, ya que ambos serán “otra resultante”, ni el polo de la sabiduría, ni el polo del dolor, ni el polo de la supremacía, ni el polo de la desventaja, simplemente una nueva fuerza que sólo han de entenderla en este instante, quienes de algún modo en su vida hayan experimentado una vivencia de sanación interior, adonde la enfermedad fue el camino que condujo a una realización y no a una pérdida, en el sentido de duelo que normalmente damos a esta palabra.

Buscar el corazón del encuentro con uno mismo es fundamental antes de abrirse al corazón del “otro” que de este modo será simplemente “yo mismo”…numerosas técnicas actuales relacionadas a la Psicología, la Medicina Cuerpo-Mente, y tantas otras ramas de la salud planetaria intentan acercar al hombre contemporáneo a estas dimensiones internas del encuentro consigo mismo, y sin duda, cada uno deberá descubrir cual representa su línea de menor resistencia para lograrlo, lo cierto es que es importante que entendamos que la curación no es un trueque; no podemos ir a un mostrador y simplemente pedir salud…este es sólo el nuevo  hechizo    de nuestro profundamente vapuleado sistema de creencias , adonde la letanía interna repite (presa de las garras del inconsciente colectivo) “te curará el médico, te curarán los aparatos, te curarán las drogas”…
La búsqueda de la salud verdadera parte de un encuentro consigo mismo, adonde uno puede entender las variables psicológicas, físicas y aún espirituales de la enfermedad, pero desde una plataforma profundamente rica en salud y en sabiduría como es el Corazón Humano…es tan exquisito el cofre de tesoros que él guarda, que seguramente ocurrirá que vivimos como la fábula del pordiosero, viviendo en pobreza y enfermedad cuando en el propio hogar se esconde un incalculable nido de riquezas insospechadas…una vez que somos capaces de ver a nuestra enfermedad desde allí y no con las premisas habituales de la mente, podemos partir al encuentro de aquellos que además han incorporado conocimientos válidos de Curación, ya que no podemos tampoco separar (sino unir) los planos de la mente y del corazón, de modo que así como hablamos del nuevo paradigma de la medicina al nombrarla como “Mente-Cuerpo”, debiéramos incorporar una Medicina “Mente-Cuerpo-Corazón”, tal debiera ser la actitud y el punto de partida tanto de quienes velan por la salud como por quienes se encuentran en estado de enfermedad.

En próximos artículos de este espacio “El Corazón de la Medicina”, se ofrecerán algunos ejercicios de autoencuentro y de “encuentro con el otro”, que tienen como único objetivo empezar a disparar los propios recursos de la mente-corazón de los lectores, que al hacerlo sólo estarán tomando un “transporte” que los conduzca al propio tesoro, a las propias formas curativas de Ser y Hacer…