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Cuanto más las condiciones de la vida
tensen mi espalda, mis piernas, mis brazos,
más sentiré que me convierto en arco,
aprestándose mi corazón a ser lanzado con más fuerza…
como una flecha sagrada rumbo al fuego eterno”…

En este nuevo encuentro, me urge compartir algunos comentarios acerca de un factor importantísimo en el proceso de la curación: el que se refiere a la gran diferencia entre INCLUIR  y DELEGAR…¿cuántas veces por ejemplo, consultamos a un terapeuta con la sola motivación de obtener la “curación” de nuestra “enfermedad” a través de una “pastilla”…¿cuántas veces los médicos escuchamos frases tales como “Necesito una pastilla para bajar el colesterol” “necesito un remedio para bajar el azúcar”, “necesito una pastilla para tranquilizarme” “necesito algo para poder dormir?”…La lista sería sin dudas interminable y tan tediosa para ustedes como para mí.

Lo realmente importante es encontrar el sentido profundo del “Incluir” y las tantas telarañas sumergidas en el terco ovillo del “delegar”, pues lo que realmente hacemos al delegar nuestro proceso de curación  es delegar la dirección de la energía dispuesta para tal transformación…

La respuesta está en INCLUIR al otro en nuestro proceso curador (el “otro” remedio, médico,  terapeuta, curador) y no en delegar la suerte así tirada de nuestra supuesta curación; lo que realmente se pretende es que YO elija al terapeuta y que él sea quien indique una terapia (el “terapeuta” médico, psicólogo, curador, amigo), y esta  pase a integrar el arsenal de terapias posibles, pues nuestra curación no descansa en un remedio sino en el flujo de energía que genera el “remolino” producido por los procesos múltiples y concientes puestos en juego para la curación.

Se establece así una conjunción de múltiples recipientes adonde filtrar la energía “Almica-espiritual” de VOLUNTAD DE SANAR…y así llega efectivamente elPROCESO DE SANAR que no siempre se rebela en una curación milagrosa o aún en espectaculares cambios en valores de laboratorio o reflejados en la imagen de métodos auxiliares de diagnóstico.         Lo mensurable y lo imponderable comienzan a caminar juntos y a    conocerse, interpenetrándose en un proceso de mayor Magia y valor que lo concreto puro de la curación misma tal como la entendemos.

Es cuando el Curador trasciende a la curación, cuando verdaderamente esta se produce y a niveles tan profundos que sólo allí se pueden multiplicar escenarios curadores para el mundo (el servicio real prestado a traves de la propia enfermedad, no importa cuál sea ella, qué tan grave parezca o qué nombres rimbombantes o aparentemente simples merezca).

Es así como no importa si padezco gastritis, influenza o cancer, sino de que manera irrumpo en mi propio cuerpo y en el cuerpo planetario seduciendo con el transparente velo del espíritu a la forma aprisionada – y rebelada- tras el disfraz de las formas y sus órganos enfermos, clamando al curador  que aparezca en escena, que se salve y salve al mundo en su aparición “milagrosa”.

Así, con nuestra conciencia convertimos a la enfermedad en el piadoso ser que viene a despertar al SER en nosotros.

La enfermedad es el cencerro que guía a la “oveja perdida” al redil espiritual que lo colmará de una Gloria mayor que la mera curación o alivio de su “mal”.

La enfermedad es en realidad un momento preciso para afinar el instrumento que logre anclar en nosotros LA VOZ de nuestro Origen-Destino de Magia y Liberación.

El proceso curador comienza con la DECISION (el presente de la enfermedad) que es en realidad lo único que tenemos, incluso antes de recibir un diagnóstico, DECIDIMOS  cuál será o por lo menos el pronóstico  que habrá de manifestar, conciente o inconcientemente.

Es muy interesante descubrir el valor incondicional que radica en reconocer a nuestro presente como el escenario de nuestro futuro, que puede comenzar a manifestarse si el Olvido del pasado se funde con la decisión correcta tomada en el presente, atrayendo de este modo la transformación de los sucesos y precipitando un futuro más acorde a nuestra condición humana trascendente…tal es el reto y el desafío evolutivo real que nos plantea  el “juego de espejos” de la enfermedad.  Tal la oportunidad irremplazable de mutar nuestras falsas premisas y curar más allá de nuestro engrama celular…curar el tiempo a traves nuestro…conjugar la curación a traves del pasado, el presente y el futuro libres de objetivos y rígidas terapias…libres de las cárceles que en general nos imponemos a nosotros mismos…